Monsieur Privé en el nuevo Restaurante Marea Alta / Coctelería Marea Baja de Barcelona

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Barcelona es una de las pocas ciudades del mundo que todo lo tiene, un clima de excepción todo el año, una amplía oferta gastronómica para todo tipo de públicos y espacios donde soñar y evadirse de la cotidianidad sin necesidad de ir demasiado lejos. Viva y dinámica, cambia, se reinventa y transforma constantemente a una velocidad vertiginosa siendo siempre pionera y un claro referente mundial en cuanto a modernidad y vanguardia se refiere. 

Dentro de esta vorágine creativa y emprendedora, el pasado mes de junio tuvimos el placer de conocer al empresario Enrique Valentí, un especialista único en conceptuar espacios monotemáticos donde con entrega y dedicación homenajea a nuestra gastronomía, quien nos presentó el Restaurante Marea Alta / Coctelería Marea Baja, su último proyecto personal, un lugar a medio camino entre el cielo, el mar y la tierra donde poder navegar libremente y sin rumbo dejándose llevar hacía lo desconocido permitiendo al comensal hacerle tocar el cielo.
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Tras el éxito cosechado en otros espacios dedicados a las carnes, las aves o las tapas, ahora llega el turno de sumergirse de pleno dentro del fascinante universo del pescado. De la mano de colaboradores y expertos en la materia se embarca rumbo a nueva aventura en la que dar a conocer al mundo su forma de concebir la cocina. A día de hoy es de los pocos con la capacidad de reunir y congregar en un mismo espacio lo mejor de nuestra tierra sin importar lo más mínimo la distancia, prueba de ello, fruto de esta dedicación y entrega, nace una completísima carta donde poder encontrar el mejor rodaballo de Guetaria, las más suculentas merluzas y palometas del Puerto Cudillero de Asturias, el más buscado maricos de la lonja de Vigo y A Coruña sin olvidar la genuina gamba roja de Palamós ni el cabracho de Cap Roig.

El proyecto de interiorismo es todo un ejercicio de buen gusto y excelente saber que huye de lo obvio y convencional donde poder apreciar en cada elemento la pasión por el cuidado de hasta el más mínimo detalle. Un espacio con carácter de más de 1000 metros cuadrados donde realidad y ficción van de la mano recreando una atmósfera única y sin precedente donde contemplar desde lo más alto el skyline de una de las ciudades más bellas y hermosas del mundo.
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La emblemática Torre de Colón, situada justo en frente de las Reales Atarazanas de Barcelona, ha sido el lugar elegido donde dar rienda suelta a su creatividad. A 110 metros de altura en la planta 23, el comensal puede amenizar su espera tomando una copa elaborada en la Coctelería Marea Baja. En la primera toma de contacto con el espacio lo que más destaca es su terraza, abierto tanto a clientes del restaurante como a aquellos que tan sólo vayan a tomar una copa, cuenta con un privilegiado mirador 360º que recorre al completo el perímetro octogonal del edificio. Su decoración racionalista cabalga entre el diseño nórdico y lo industrial sin caer en obviedades. Su suelo, un rescatado parquet de la cubierta de un barco en desuso, contrasta en harmonía con los muebles oscuros en tonos negros y azul marino con pinceladas en amarillo. Una combinación única que traslada al comensal a la cubierta de un barco.

De su extensa carta de cócteles, pudiendo presumir de haberlos probado casi todos, destacan a partes iguales su original presentación e inusuales combinaciones. Desde la original sangría con remolacha servida dentro de una bombilla hasta un cóctel elaborado con plancton marino presentado en uno de los vasos edición limitada Oursin Pot” de Serax, pasando por un dulce french old Martini o un whisky de malta de más de 20 años humificado servido en vaso con forma de pipa de cristal.  Sus copas y jarras de cobre modelo “Moscow Mule” tampoco dejan indiferente a nadie con su  estética neomedieval. 

El simple gesto de tomar un combinado se convierte en todo un acontecimiento, tanto por la espectacularidad de la presentación como de su puesta en escena. 
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En la planta 24 se encuentra el Restaurante Marea Alta, al que se accede mediante una escalera interior que comunica las dos plantas y traslada al comensal a un barco pesquero. Huyendo de convencionalismos, su interiorismo recrea la atmósfera de una sala de máquinas a la que no le falta detalle. Acuñando la más pura acepción del significado del término lujo, no se ha escatimado en detalles. Su cubertería “Colombina Fish” diseñada por Alessi contrasta en armonía con una clásica cristalería de Riedel combinada con unos originales vasos artesanos de cristal moldeado modelo “Mares Tumbler” color Napoleon Fish de Italesse, cuchillos sardina realizados en exclusiva por Ramón Utset o su preciosa vajilla en forma de pez firmada por Vista Alegre.  

Tras tener una primera toma de contacto con el lugar, nos sentamos en una de sus mesas, uno no sabe cual elegir, cada una de ellas tiene unas vistas espectaculares que muestran, casi enmarcando, lo mejor de cada distrito de la ciudad. A título personal pedí vistas al mar, el buen día que hizo era propicio y nada mejor para saborear un buen pescado que hacerlo mirando hacía el génesis.
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Pese a que desde niño nunca he sido muy de pescado, debo de reconocer que me lo comí todo y no dejé nada en el plato. Nuestro menú degustación dio comienzo con una original caja de “caixetes” / medallones de mar, presentados en una original caja amarilla acompañados de un caldo caliente de pescado de roca con chile thay y lima kafir.   

Más tarde llegaron las anchoas con vinagre de carbernet Sauvignon, nadie pudo evitar mojar el pan en su salsa. A pocos minutos se sirvió un carpacho de dorada con “ou de reig” seguida de unas septionetas con “all i oli” negro y sardina al espeto con tomate marinado.
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El plato principal fue un rodaballo a la brasa, una pieza de casi 7 kilos de peso que deleitó las papilas gustativas de los paladares más exigentes. En homenaje a la tierra probamos un sabroso “Cap i pota” con tripa de bacalao y ortiguillas.
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De los postres destacar el helado de mandarina, con ginebra, mouse de albahaca y hebras de manzana y la tarta de almendra con albaricoque. Los más golosos no podrán evitar pedirse otra ración.

Tan pronto como vuestra disponibilidad os lo permita, visitar este nuevo enclave gastronómico y dejaros llevar hacía lo desconocido en una nave tripulada por un capitán que hará de vuestra visita un recuerdo único y memorable.
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Monsieur Privé en la IX Edición de los Premios Tendències de El Mundo de Catalunya (Ed 2016)

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Ayer noche Barcelona se vistió de gala para celebrar la IX Edición de los Premios Tendències, un galardón que nació hace ya casi una década en reconocimiento a artistas, creadores y empresas que con su labor sitúan a Catalunya en la vanguardia, dentro de la oferta cultural del país.

El Teatro del Centre de Cultura Contemporanèa de Barcelona fue el marco elegido por la edición catalana del periódico El Mundo para dar un año más la bienvenida a homenajeados y amigos celebrando en sus salones un importante encuentro que nadie quiso perderse.

El acto presidido por la figura de Àlex Sàlmon, Director del Mundo de Catalunya contó con la presencia de destacados órganos de gobierno de la talla de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el conseller de cultura de la Generalitat de Catalunya, Santi Vila o el segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni.

También pudieron verse destacadas personalidades de éxito del ámbito empresarial de la talla de Rafael Soldevila, presidente de Majestic Group Hotels, Javier Bordàs, presidente del Grupo Costa Este, Lluís Sans Mercè, propietario del prestigioso templo de la moda de lujo Santa Eulàlia, Enrique Tomás, propietario de la empresa jamonera líder en el sector homónima a su nombre o Javier de las Muelas, uno de los bartenders más reconocidos y premiados del mundo.  

Del campo de la moda pudo verse a Pilar Pasamontes, Directora Científica del Instituto Europeo del Diseño de Barcelona y a la diseñadora Purificación García. Entre la multitud destacaba un elegante Oriol Nolis, uno de los periodistas estrella de la cantera de presentadores de informativos de Televisión Española.
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Una vez finalizada la espera, hechas todas las presentaciones y recibir una cálida y amable bienvenida dio comienzo la gala. Uno a uno los cuatro galardonados fueron subiendo al escenario a recoger su merecido premio.

Ángel Molina, fue el primero en hacer acto de presencia recogiendo el Premio al Creador Consolidado. DJ de profesión, su estrecha vinculación al Festival Sònar le han llevado a convertirse en una de las piezas clave de la consolidación del techno experimental electrónico en España.

Carles Taché, propietario de la Galería de arte Carles Taché recibió el Premio a la Industria Cultural Consolidada. Su visionaria concepción del arte le llevó a abandonar hace poco más de tres décadas el epicentro del arte dentro de la Ciudad Condal trasladándose a un espacio postindustrial de Montjuïc.

Xavi Bové, un artista visual que extrapola el mapping a niveles que van más allá de lo conceptual, ayudándose de ellos a la hora de construir atmósferas sobre superficies obteniendo como resultado una sensación de realidad aumentada. Siendo el más novel de todos recibió el Premio al Creador Emergente.

El Premio a la Industria Cultural Emergente fue a parar a manos de la Sala Hiroshima, un espacio del Poble Sec dedicado a las artes escénicas alternativas que programa artistas emergentes locales e internacionales de géneros diversos.
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Tras la foto de familia, bajo una atmósfera mucho más relajada, se celebró un exclusivo cóctel donde los asistentes pudieron intercambiar distintos puntos de vista con los homenajeados y disfrutar de un suculento y completo servicio de catering ofrecido por algunas de las empresas colaboradoras. (Sushi Fresh, Torelló, Enrique Tomás, Dry Martini, Bombay Saphire, Inedit Damm, Scweppes, La Baula, Olis Bargalló, Jean Leon y Snapea Crisps)

Dicho esto tan sólo me queda dar las gracias y felicitar a Interprofit por su tan amable invitación e impecable puesta en escena y a El Mundo de Catalunya por llevar a cabo esta iniciativa única y sin precedente que premia a aquellos capaces de ir un paso más allá en su tiempo. 

Monsieur Privé en el desfile de alta costura de la firma Tot-Hom celebrado en el Hotel Princesa Sofía

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Llevando a cabo un viaje atrás en el tiempo nos trasladamos a los esplendorosos años cincuenta, una década donde los grandes nombres de la costura de nuestro país eran los encargados de dictar las modas imperantes y vestir a las damas más elegantes de aquella época.

En Barcelona había una que era la favorita de muchas de las protagonistas de los ecos de sociedad de entonces. De su formada y completa plantilla destacaba una de sus modistas, Margarita Jovani, madre de Marta Rota, actual presidenta y directora creativa de la firma de alta costura catalana Tot-Hom. Su pasión, dedicación y entrega por su trabajo hizo que se convirtiera en la diseñadora de cabecera de las esposas de las figuras más destacadas del ámbito social catalán. Todas querían ser la más elegante, su innato buen gusto por la moda y su excelente saber hacer le llevaron a desarrollar unas señas de identidad propias que aún a día de hoy la firma mantiene, definidas por parámetros como la elegancia, la atemporalidad y la discreción.
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Ya desde niña a una temprana edad su hija Marta cayó presa del frú frú de la seda, el brillo del satén y la magia de las paillettes. Pasando su niñez entre organzas, crespones y muselinas, decidió probar suerte abriendo su propio taller, sobre el de su madre, contando en todo momento con su ayuda. Al quedarse libre el local de abajo lo vieron claro abriendo su primera boutique, punto de encuentro donde su clientela conoce de primera mano las últimas propuestas y novedades de cada temporada. Centrándose una en ceremonia, costura y fiesta y en prêt-à-porter la otra, crearon un completo equipo cuya oferta satisfacía por completo la demanda de su fiel público que en búsqueda de la perfección a la hora de vestir siempre recurre a la marca.
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Andrea y Alejandra Osés, nietas de Margarita son a día de hoy la tercera generación que sigue perpetuando el legado del estilo de una de las pocas casas de alta costura que aún sobreviven en nuestro país. Artífices de las líneas A y Sweet Coutre, crean propuestas frescas y desenfadas dirigidas a un público mucho más juvenil que se niega a renunciar a la elegancia durante el transcurso de su cotidianidad sin dejar de sentirse únicas y especiales.

En homenaje al reciente fallecimiento de Margarita, fundadora y génesis creativo de la casa, su hija y nietas han querido rendirle un precioso homenaje a través de una sublime colección que rememora la memoria histórica de la firma.

Citados una vez más en los majestuosos salones del Hotel Princesa Sofía de Barcelona, los allí presentes pudimos deleitarnos descubriendo en exclusiva una colección que fusiona la más pura innovación y vanguardia tecnológica con las señas de identidad más características que temporada tras temporada han impregnado, desde sus orígenes, cada uno de sus diseños.
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Poniendo como testigo a una primera fila compuesta por algunos de los apellidos más ilustres del noreste peninsular, destacaron invitadas de la talla de Mar Raventós, Helena Rakosnik, Rosa Mairal de Rabat, Mo Samaranch, Cristina Valls Taberner, Isabel Suqué, Alejandra Prat, Heidi Unkhoff, Catalina López o Laia Martí entre las muchas otras que pasaron más desapercibidas.   

Durante el día la mujer marca el paso caminando sobre el asfalto al más puro estilo british, combinando calzado masculino con cuadros Harries y calcetines de rombos, alargando sus chaquetas hasta el talle de la levita. Los abrigos también se alargan yendo del corto al maxi y los tops, en su gran mayoría de corte asimétrico recurren a estampados étnicos que otorgan un toque cálido a un look sport.  La falda es otra de las grandes protagonistas y al igual que en el resto de prendas también se alarga hasta llegar al tobillo.
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En cuanto a colores se refiere el rosa y su complementario el azul ambos en tonos pastel, se complementan muy sabiamente con tierras como el beige y el camel o atemporales como el blanco y el negro.

La Línea A sigue cuidando sus formas respetando la calidad y las señas de identidad de la casa.

La noche se torna voluptuosa, tanto en volúmenes como en colores, recurriendo a brocados, bordados, gasas y terciopelos donde también hay cabida para las lentejuelas, la pedrería y las plumas, destacando como novedad el uso de la puntilla de lana.

En definitiva una colección de líneas muy depuradas, siluetas ultra femeninas y diseños atemporales que van más allá de las modas imperantes y la falta de profesionalidad y dedicación que reina hoy día sobre muchas pasarelas. Moda real en estado puro que define los códigos de un estilo único que a contracorriente sobrevive contado cada vez con más adeptas.

Imágenes cortesía de Tot-Hom y Noelía Iniesta para La Vanguardia