Caminar por una ciudad cosmopolita y moderna como Barcelona en muchas ocasiones puede llegar a convertirse en toda una aventura, ya que uno nunca sabe que sorpresas le pueden asaltar por el camino.
Tras un verano repleto de grandes y bellos momentos, al llegar el otoño siempre se recuerda, con añoranza y cierta nostalgia, esos episodios de nuestra vida que jamás volverán, pero que afortunadamente siempre podremos rememorar una y otra vez hasta el infinito en lo más profundo de nuestros corazones.
A medida que el ser humano madura psico-emocionalmente, cada vez recuerda más desde la barrera esa secuencia de instantes y vivencias que uno a uno han ido forjando nuestra identidad y dando forma a lo que somos a día de hoy.
(Imagen cortesía de Restaurante Reñé)
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Manteniendo un sin fin de elementos y recuerdos del pasado perfectamente integrados en el presente, el Restaurante Reñé de Barcelona abre de nuevo sus puertas ofreciendo al comensal una experiencia gastronómica única, donde los recuerdos del ayer y las ilusiones del mañana se convierten en los principales ingredientes con los que condimentar cada uno de sus platos.
(Imagen cortesía de Restaurante Reñé)
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Lo que en sus orígenes fue una confitería para más tarde convertirse en una pastelería sigue siendo a día de hoy un concurrido punto de encuentro, testigo de alguno de los momentos históricos más célebres y emblemáticos de la Ciudad Condal.
(Imagen cortesía de Restaurante Reñé)
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De su decoración interior destaca un estilo afrancesado, obra del interiorista Carlos Martínez, donde el modernismo típico catalán convive en perfecta armonía con otras vanguardias posteriores, creando una atmósfera cálida que invita al comensal a quedarse.
(Imagen cortesía de Restaurante Reñé)
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La degustación, una significativa muestra de los platos más representativos de la carta, dio comienzo con un suculento tartar de salmón. Su presentación es poesía visual en estado puro.
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Entre los muchos platillos servidos pudieron saborearse algunos clásicos de toda la vida como las patatas bravas.
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Las ensaladas son otro de los platos fuertes del restaurante. Conjugando lo mejor de cada tiempo su chef, Moisés Ibarra, elabora platos al gusto del comensal de hoy como esta ensalada alemana vegetal con patatas.
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Haciendo un guiño a la cocina típica catalana fueron servidas unas cuantas decenas de porciones individuales de pan con tomate con virutas de jamón.
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La composición final de cada plato va más allá de su mera función nutritiva apelando a todos y cada uno de los cinco sentidos. En su gran mayoría resultan recetas armónicas y estructuradas donde la acertada mezcla de los ingredientes es respaldada por una impecable composición visual donde imperan el color y las texturas.
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Los amantes de la comida sana y de siempre, disfrutaron de una selección de platos típicos catalanes como estas alcachofas estofadas con romero y pimiento.
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Los más exigentes, casi al unísono, elogiaron la suavidad de la carne servida en su punto justo de cocción.
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Ante tal ágape culinario a uno le invaden un sin fin de preguntas y no puede evitar colarse en la cocina para ver como con mimo y esmero, son elaborados todos y cada uno de los platos.
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Los más golosos pudieron disfrutar de un broche de oro de lujo a la altura del renombre del establecimiento. Para poner punto y final a una velada repleta de grandes momentos se sirvió un variado surtido de repostería del que destacar los macarons, el pastel de manzana y el tiramisú.
Si lo que buscáis es un restaurante con encanto y una carta única con la capacidad de transportaros a vuestra infancia, Reñé será siempre una elección segura.
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