Continuando nuestro viaje por el sur peninsular, sin salir aún de la provincia de Cádiz, llegamos a Jerez de la Frontera, allí nos esperaba Federico Sánchez-Pece Salmerón, brand ambassador de las prestigiosas Bodegas Lustau, el encargado de recibirnos y darnos la bienvenida invitándonos a sumergirnos de pleno en el fascinante mundo de la henología.
De su mano pudimos vivir en primera persona una experiencia única e irrepetible catando vinos de 20, 30 y 40 años. Todo un lujo y un gran privilegio al alcance de tan sólo unos pocos, ya que habitualmente las bodegas permanecen cerradas al público y tan sólo se invita a aquellas personalidades y figuras destacadas del sector que consideran relevantes.
Arropados por la cálida brisa de un micro-clima de excepción, el encargado de hacer madurar una uva blanca única en el mundo, pudimos disfrutar de un magnifico día de otoño. Coincidiendo con el solsticio de invierno los allí presentes protagonizamos una aventura henológica digna del recuerdo.
Al traspasar el umbral de la primera puerta sus altos techos y arcadas de medio punto llaman soberanamente la atención. Uno se siente como una de las partes implicadas del Teorema de Thales de Mileto, dentro de un estudiado y estructurado sistema donde la proporción es la clave y todo lo rige, hasta conducirnos al éxito.
Una cálida y tenue luz puntual que emerge del interior de pequeños farolillos de hierro forjado junto con un suelo de tierra son los encargados de recrear una atmósfera que acompaña e invita a dejarse llevar durante unas horas por la leyenda de una de las bodegas más reconocidas de nuestro país más allá de nuestras fronteras.
Con un 90% de su producción dedicada a la exportación, su éxito, prestigio y excelente reputación están más que abalados. A lo largo y ancho de los cuatro puntos cardinales pueden saborearse unos de los mejores vinos del mundo.
El equivalente a un total de seis millones de litros se albergan el interior de las botas, nombre con el que denominan a las barricas de roble americano, algunas de ellas centenarias, donde se fermentan y maduran los vinos.
Resulta inevitable no hacerse un selfie, las perspectivas, casi áureas, que proporcionan los pasillos actúan a modo de escenario donde querer protagonizar una buena trama de misterio y suspense. Cual Angela Channing en Falcon Crest, una sensación de poder sobrenatural te invade haciéndote sentir el ser más poderoso que se haya sobre la faz de la tierra. Curioso verdad?
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A lo largo de nuestro viaje fuimos conociendo poco a poco las figuras clave de las bodegas. Durante nuestra visita pudimos compartir velada con Juan Mateos Arizón, el relaciones públicas de la empresa. Su pasión por el vino va más allá y la convicción y la seguridad que transmite cuando habla hace que tu también te enamores de un noble arte milenario que casi acompaña al hombre desde que es hombre. Gracias a él probamos en exclusiva el nuevo Vermut que Lustau pondrá en breve a la venta.
Flanqueado por las encantadoras Macarena Escrivá, directora de la revista HSM, Maria Salas, web content & social media de Robb Report y una borrosa Rocío García Francoy, una de las ingenieras agrónomas y enólogas más reconocidas de nuestro país disfruté de una cata de lujo en la mejor de las compañías, más tarde de la mano de Federico Sánchez-Pece Salmerón pude conocer al mismísimo José Luís Caballero Lustau, actual propietario de las bodegas junto con las de Ponche Caballero.
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Tras superar con creces la parte teórica de nuestra visita pusimos en práctica todo lo aprendido hasta el momento.
Copa Riedel en mano, previamente personalizada con un grabado al ácido con el logotipo de las bodegas, nos dispusimos a vivir una cata única.
Una máster class de lujo donde pudimos ver "la flor" ese manto que nace, crece, se reproduce y muere que se genera sobre la parte interna de la capa superior del vino y que se encarga de protegerlo durante su reposo.
Días atrás tuve el placer de conocer a la Sra. Rosa Vila, la primera mujer henóloga y sommelier de nuestro país que acababa de jubilarse, toda una institución y personalidad dentro del restrictivo sector del vino. Le comenté detalladamente mi visita a las Bodegas Lustau y me recomendó probar el Amontillado Very Old Rare Sherry de 30 años una reliquia mayúscula dentro de su variedad. En vista de lo amable, cariñosa y buena persona que fue conmigo, a sabiendas de su pasión por este tipo de vino le pedí una botella para ella a Don Manuel Lozano Salado, el director de producción de las bodegas, muy amablemente escribió de su puño y letra una preciosa y emotiva carta agradeciéndole su labor durante todos estos años y por la pasión trasmitida hacía el sacrificado y duro oficio que se esconde detrás de cada embotellado, indistintamente de su categoría, haciéndome entrega de una de sus codiciadas botellas.
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Con estricta puntualidad inglesa a las 14:00h fuimos conducidos al "Patio de las parras", lugar donde tuvo lugar un exclusivo cóctel maridado con algunos de los mejores vinos de la bodega.
Entre risas y confidencias, en una mesa presidida por nuestra anfitriona Laura Herrador pusimos el broche de oro a un maravilloso viaje donde a parte de poder complementar nuestros conocimientos sobre henología, también conocimos a maravillosas personas que jamás olvidaremos.
Dicho esto tan sólo me queda poner punto y final a nuestro viaje, no sin antes agradecer al Grupo Luis Caballero S.A, la invitación a descubrir en primera persona su universo. Muchas gracias!
