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Desde hace décadas en ciudades cosmopolitas como Nueva York, los fines de semana se tiene por costumbre celebrar el brunch, un pequeño ágape culinario que aúna el desayuno y la comida.
A menudo este encuentro gastronómico se emplea como la excusa perfecta para reunir a toda la familia en una misma mesa sin motivo alguno o simplemente para encontrarse con amigos a los que hace tiempo que no se ve.
En vista de que los fines de semana son muchas las personas que optan por dormir unas horas de más, saltándose el desayuno, se ideó el brunch, una solución que cada día gana más adeptos en las principales capitales del mundo.
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El Restaurante Toto de Barcelona, es desde mi punto de vista y criterio, uno de los mejores lugares para enmarcar el brunch en la mejor de las compañías.
Su perfecta ubicación, situado en pleno corazón del Ensanche barcelonés, su cuidada decoración, obra del célebre diseñador de interiores Lázaro Rosa-Violán y el esmero que es puesto en la cocina a la hora de elaborar cualquiera de sus platos, lo convierten en el espacio gastronómico perfecto para reunirse con amigos un sábado por la mañana mientras se disfruta de una deliciosa comida.
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El ambiente que se respira nada más entrar es reforzado en todo momento por una cálida luz que transporta a los allí presentes a una época pretérita llena de magia e ilusión.
De la mano de una banda de jazz que toca en directo el comensal disfruta de una experiencia única con la que hacer especial un fin de semana cualquiera.
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La bollería artesanal, la panadería y la repostería hacen las delicias de los más golosos.
Su amplia gama de dulces se complementa con una saludable selección de frutas del tiempo.
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La decoración de cada una de las mesas es diferente la una de la otra y en perfecta armonía ayudan a reforzar la filosofía hogareña, íntima y personal del establecimiento.
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Para comenzar e ir abriendo boca no hay nada como saborear uno de sus deliciosos cócteles de medio día.
En esta ocasión un Bellini fue la elección. Su suave sabor a pulpa de melocotón y cava hacen cualquier despertar mucho más llevadero.
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La selección de panes que acompañan los entrantes son elaborados de forma completamente artesanal.
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Las patatas fritas son un clásico atemporal que gustan siempre tanto a mayores como niños.
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La tradición italiana que resume gran parte de la cocina del restaurante ha sabido muy sabiamente adaptarse a los gustos del comensal local de la zona.
Esta pizetta de salmón ahumado de Carpier con queso mascarpone y ralladura de limón es un claro ejemplo de ello.
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Como plato principal esta hamburguesa de carne Black Angus con queso gorgonzola, manzana asada y cebolla morada caramelizada con patatas fritas, se convierte en una suculenta y sana alternativa de fin de semana.
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Elegir un sólo postre se convierte en toda una odisea, todos están realmente deliciosos.
El tiramisú del Restaurante Toto se caracteriza por su toque especial a la naranja.
Si para el próximo fin de semana aún no tienes ningún plan, atrévete a probar junto a tus familiares o amigos el brunch de Toto, una acertada elección que no te defraudará.
El tiramisú del Restaurante Toto se caracteriza por su toque especial a la naranja.
Si para el próximo fin de semana aún no tienes ningún plan, atrévete a probar junto a tus familiares o amigos el brunch de Toto, una acertada elección que no te defraudará.
