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Monsieur Privé en el célebre Restaurante Via Veneto de Barcelona (Calle Granduxer 10-12)

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Si en Barcelona existe un espacio gastrónomico de referencia ese es el Vía Veneto, uno de esos lugares de peregrinaje obligado para todo amante del buen comer que se precie y que al menos debe visitarse una vez en la vida. Sus 50 años de historia corroboran su excelente servicio e impecable saber hacer, convirtiendo la experiencia de nuestra visita en una velada única y sin precedente de la que siempre guardaremos un maravilloso recuerdo, difícil de olvidar.

Su medio siglo de vida lo ha convertido en testigo presencial de algunos de los episodios históricos más relevantes de la historia de la ciudad, pudiendo presumir de haber visto pasar por sus elegantes salones a distinguidos personajes de la élite social de toda índole de la talla de Salvador Dalí, Joan Miró, Xavier Cugart, Mario Vargas Llosa, Gabriel García-Marquez, Richard Nixon, Woody Allen o Rock Hudson.
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Su secreto reside, en gran parte, en la pasión que invierten todos y cada uno de los profesionales que forman parte de la plantilla de este negocio por su profesión, ya que cuando se hacen bien las cosas, con esmero, cariño y dando lo mejor de uno mismo en cada servicio, el éxito está asegurado. El carácter familiar de este negocio lo convierte en la casa de todos, abriendo de par en par sus puertas para dar la bienvenida a todos aquellos que se decidan a visitarles, incluyendo a los profesionales de la Guía Macarfi, calificándolo como el mejor restaurante de la ciudad, la Guía Michelín quien le otorgase una de sus perseguidas y codiciadas Estrellas, la Guía Repsol, dándole tres Soles o la Guía Gourmand calificándolo con un 9,75 sobre 10. Algo completamente comprensible tras haberles visitado. 
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Tras aparcar nuestro vehículo un amable aparcacoches y ser recibidos por el mismísimo Pedro Monje, director de Vía Veneto, somos conducidos a nuestra mesa, situada en el segundo nivel de la sala. Desde ella disfrutamos de unas vistas privilegiadas pudiendo vivir en primera persona la atmósfera del lugar mientras cenamos.

Tras tomarnos nota, elegimos su pan de olivas, la esponjosa textura tipo brioche de su miga casa a la perfección con la suave mantequilla que lo acompaña, presentada sobre una concha de plata. Mientras esperamos nuestro entrante nos son servidas unas deliciosas esferas crujientes rebozadas, maridadas con un exquisito vino tinto.
Como entrante somos sorprendidos con un refrescante cremoso de aguacate relleno de espuma de sardina con mousse de tomate y flor de pensamiento. Su presentación es todo un poema visual que apela muy positivamente a nuestros cinco sentidos. 

De su completa y variada carta damos comienzo con sus tagliatini con huevo de Calaf a baja termperatura y trufa negra de Graus. El sutil aroma de la trufa se encarga de marcar el ritmo, abriendo nuestro paladar a modo de introducción al huevo y la salsa que riega la pasta. Como si de una composición musical se tratase, cada ingrediente se encuentra armónicamente dispuesto como si de una partitura se tratase. 

El tártar de atún con piñones y flor de pensamiento destaca por la raza del atún empleado, una variedad de la cual un 95% se exporta íntegramente a Japón y el 5% restante al resto del mundo a una serie de restaurantes seleccionados, entre ellos Vía Veneto
Llegado al ecuador de nuestra experiencia fuimos sorprendidos con un delicioso caneton a la presse elaborado en directo con todo el ritual que ello conlleva. 

En la imagen brindando junto a mi gran amiga María José Vidal, la anfitriona de la noche.
De la selección de pescados recomendaros el rodaballo salvaje a la brasa de carbón con arroz de carabineros. La melosidad del arroz se funde en el paladar desprendiendo un sinfín de matices que actúan a modo de antesala de un intenso estallido de sabor.

Como broche de oro pusimos el punto y final con un granizado de menta con macedonia de frutos rojos y helado de mango y unos petit fours durante la sobremesa. 

Desde Monsieur Privé queremos dar las gracias a todo el equipo de Via Veneto por la agradable velada.
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