La historia de Simón Coll Xocolaters se remonta a 1840, año en el que Simón Mestres fundó la marca. Hijo de vinicultores, nacido en la población catalana de San Sadurní de Noya, tierra de vinos y cavas catalanes por antonomasia, decidió abrir una nueva vía de negocio familiar abriendo su propia fábrica. Desde entonces su expansión ha sido imparable, no hay rincón sobre la faz de la tierra que no sucumba a su sabor. Desde Australía hasta Japón, pasando por Estados Unidos o incluso los Emiratos Árabes. Su presencia en más de 4.000 puntos de venta certifican su sello de calidad, compromiso mantenido por las seis generaciones que han esculpido en piedra la leyenda de este titán del cacao. En la actualidad, Maria Coll, CEO de la empresa ha abierto nuevas líneas de negocio, adaptándose a los gustos imperantes de nuestro tiempo sin perder ni un pequeño ápice de su esencia.
Líderes estacionales locales, tanto en la campaña de Pascua como en la de
Navidad, vendiendo chocolates y turrones
artesanales, km 0, bajo el sello “made
in Barcelona”, dieron el pistoletazo de salida a estas fechas tan
señaladas celebrando un exclusivo cóctel dónde presentaron a los medios de
comunicación su amplio abanico de propuestas. Clásico habitual de la sobremesa
navideña en miles de hogares, destaca de su competencia ofreciendo un producto
de calidad única. Pensando en todo el mundo elabora referencias al gusto de
todos. Amargo para los amantes del placer adulto, con leche para los más
golosos y con divertidas formas para los más pequeños. Desde 2016 comercializa
exclusivos calendarios de adviento, ilustrados por reconocidas artistas de
prestigio internacional de la talla de Lucy
Flemming, Jane Ray, Ana Hard o Victoria Borges. Sin duda, pequeñas obras de arte.