Con la llegada de la Navidad a
todos nos invade su espíritu, embargándonos con los valores de su tradición.
Por un lado la proliferación del amor y las buenas intenciones y por otro una
sinfonía de aromas y sabores con los que tan sólo deleitamos nuestro paladar en
esta época del año. Algo que conoce muy bien la Casa Chocolatera Simon Coll.
La más antigua de nuestro país, fundada
en 1840 y aún en activo. Testimonio de la evolución socio, económica y
cultural de la sociedad, así como de los distintos hábitos de consumo de los
miles de millones de clientes que durante estos casi dos siglos, han confiado
en ellos, alrededor de todo el mundo, para compartir y celebrar algunos de los grandes
momentos de sus vidas.
Dicho esto, queda poco más que añadir. Su delicioso
sabor y excelentísima calidad, han sido siempre su mejor carta de presentación
y la prueba más recurrente de su éxito. Pese a que durante todo el año puede
accederse a su extenso catálogo de referencias, disponibles tanto en sus
distintos puntos de venta físicos como on-line,
bajo el marco de estas fechas se acentúa aún más el consumo de productos típicos
como los turrones, el chocolate a la
taza, las icónicas figuritas de Navidad, los populares calendarios de adviento o nuevas incorporaciones como los bombones de praliné a la sal. Una
delicia disponible en distintos sabores e intensidades. Todo ello disponible
dentro de su servicio de degustación gratuita que podemos encontrar en sus
distintos puntos de venta oficial.


