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Monsieur Privé en la I Edición de los Premios BBVA a la Sostenibildad Empresarial 2023

 

El pasado martes, 19 de septiembre, la sede histórica de BBVA en Barcelona, nexo de unión entre pasado, presente y futuro, fue el escenario elegido para celebrar la primera edición de los Premios BBVA a la Sostenibilidad Empresarial. Una iniciativa pionera, en nuestro país, desarrollada y llevada a cabo en colaboración con El Periódico. El galardón, compuesto de dos categorías, otorgará 15.000€ al primer finalista y 7.000€ al segundo, sumando un total de 22.000€. Se dirige principalmente a pymes y a emprendedores y nace de la necesidad de dar visibilidad a todas aquellas empresas que contribuyan hacía la transición de una economía mucho más verde o que ayuden a construir una sociedad mucho más inclusiva. Sin ánimo de lucro, BBVA y El Periódico, se alinean para dar soporte a todos aquellos hayan hecho de su lucha y perseverancia una filosofía de vida con la que poder cimentar las bases de un mundo mejor.


El jurado compuesto por José Ballester, Director Territorial de BBVA, Joan Carles Alba, Director del Segmento de Pymes de BBVA, Albert Sáez, Director de El Periódico, Marta Escamilla, Directora del Área de Sostenibilidad del Centro Tecnológico Leitat, Alba Cabañas, Jefa de la Oficina de Sostenibilidad de la UAB, Mar Isla, Asesora en Inversión de Impacto y Recaudación de Fondos para la Sostenibilidad y Joan Bofarull, Responsable del Departamento de Medioambiente de Pimec, ha sido el encargado de elegir un total de ocho finalistas, de los cuales, tan sólo dos, han resultado vencedores. A manos de Jesús Naharro, Diputado Delegado del Área de Movilidad y Acción Climática de la Diputación de Barcelona, José Ballester y Albert Sáez, Joaquím Bas, Director Comercial y Cofundador de Groots y Gemma Barbany, Cofundadora de Iaios, recibieron el primer y el segundo premio respectivamente.  

(Imágenes cortesía de El Periódico por Ferrán Nadeu)

Monsieur Privé en el City Bar & Restaurant del exclusivo Grand Hotel Central de Barcelona

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Cuando un lugar te cautiva y roba el corazón no importa cuantas veces lo visites, ya sea en cuerpo o alma. El City Bar & Restaurant del Grand Hotel Central de Barcelona es uno de esos espacios, únicos y especiales, cuya atmósfera te atrapa e invita a formar parte de ella, permitiéndote evadir, durante unas horas, de la realidad que te rodea. 

La calidez de su luz rememora el esplendor pretérito de décadas pasadas en las que la etiqueta lo regía todo y el cariño que emana del corazón de sus empleados te arropa, haciéndote sentir en todo momento como en casa. 

Lejos de lo que se pueda pensar, pocos restaurantes existen en los que se den, al unísono, un sinfín de condiciones que lo conviertan en memorable. Este las reúne todas con creces. Su alta cocina de mercado, explora con acierto los secretos de clásicos intemporales que son reinventados con audacia y maestría, ofreciendo un resultado totalmente nuevo.    
Partiendo de la base de que cuidan de hasta el más mínimo detalle, nada queda al azar, minimizando cualquier margen de error, garantizando una experiencia simplemente perfecta. De su completa y elaborada carta en esta ocasión nos decantamos por sus novedades. 

Nuestro extraordinario ágape culinario dio comienzo con pura poesía visual presentada a modo de espárragos blancos con sopa de pomelo, champiñones y huevo templado.  Una bella prímula de invierno que florece en mitad de la nieve que dio paso a un juego de contrastes, tanto a nivel de texturas como de colores, de la mano de una corvina asada con salteado de espinacas y setas que a modo de antesala, introdujeron un plato de tortellinis de alcachofa con queso fresco, caviaroli y salsa de manzana. Como postre, una espuma de arroz con leche, coco y mango puso el punto y final a una velada repleta de grandes momentos que jamás olvidaremos.
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City Bar and Restaurant Grand Hotel Central
Con la llegada de la Navidad nuestra vida social adquiere una nueva dimensión, absorbiéndonos casi por completo y ocupando gran parte de nuestro tiempo libre. Comidas, cenas, copas... cualquier excusa con un claro trasfondo gastronómico es buena y rápidamente admitida como válida dentro de cualquier grupo de Whats app a la hora de vernos en la obligación de socializar con nuestros seres queridos en estas fechas tan señaladas. 

Buscando algo diferente y con personalidad, lejos de los concurridos locales de moda, nos decantamos por el Grand Hotel Central de Barcelona, un cinco estrellas de atmósfera cosmopolita y cuya decoración te hace sentir en todo momento como en casa. De su amplia oferta gastronómica, dada la hora de nuestro encuentro, nos decantamos por el City Bar & Restaurant un lugar donde el tiempo a nuestro alrededor se detiene y que casualmente estrena carta de cócteles. 
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Pese a que el local está a rebosar de gente guapa y con estilo, por suerte, aún queda una mesa libre para cuatro personas. Sin pensarlo dos veces ni mostrar ningún titubeo, dejamos nuestros pesados abrigos en el guardarropía y nos disponemos a tomar asiento. Minutos después aparece su bartender, nada más ni nada menos que el mismísimo Manel Vehí, uno de los mixólogos más célebres y aclamados de la capital catalana, a tomarnos nota.

De su completa y renovada selección nos decantamos por "El Chapo" el "Good Vibes" y un clásico atemporal, el "Pisco Sour". Pese a que en un primer momento eso de "El Chapo" pueda evocar en nuestra mente que se trata de una bebida tosca o ruda por su nombre, lo cierto es que su combinación de mezcal con mango, chile jalapeño y lima, lo convierte en un agradable juego de texturas en el paladar, cuya evolución evoca a un claro contraste de sensaciones. Del "Good Vibes" nos enamora la delicadeza de sus ingredientes: ginebra, frambuesa, lima y esencia de rosas, más que los botánicos de la elaboración de un cóctel parece la receta para escribir un poema de amor. Tras una maravillosa velada repleta de risas y confidencias decidimos poner el punto y final a nuestra cita pidiendo un "Pisco Sour" a base de clara de huevo, pisco, limón y angostura con el brindar por el nuevo año. 
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Monsieur Privé en el Restaurante Caelis de Romain Fornell del Hotel Ohla Barcelona (1* Michelin)

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Tras asumir la dirección gastronómica del exclusivo Hotel Ohlà Barcelona y trasladarse desde el Hotel El Palace, el célebre chef Estrella Michelín, Romain Fornell reabre las puertas de su Restaurante Caelis ofreciendo una completa oferta con la que deleitar a sus fieles incondicionales y seducir a nuevos adeptos.

Manteniendo su esencia y principales señas de identidad, reorganiza los códigos de su filosofía creativa proyectando un nuevo universo de sensaciones donde tradición y vanguardia van de la mano, explorando el génesis de un legado vinculado a toda una vida dedicada a una pasión, la cocina. Acuñando la más pura y solemne acepción del lujo concibe un espacio de estilo contemporáneo, íntimo y elegante con capacidad para 38 comensales, divididos en dos ambientes, el de la sala (24 pax) y el de la barra (14 pax). Siendo el primero un punto de encuentro obligado para aquellos a quienes les apasiona la alta cocina y buscan al mismo tiempo la paz que ofrece un entorno armónico, discreto y selecto donde poder enmarcar escenas y episodios de sus vidas, celebrando reuniones con clientes, familiares o amigos o tan sólo reivindicar, desde lo más regio del hedonismo, lo bello que es vivir y el segundo un lugar, hasta ahora inaccesible en cualquier establecimiento de esta categoría, donde se hace participe al comensal de todo el proceso de elaboración y emplatado que hay detrás de cada receta antes de poder disfrutarla con los cinco sentidos. 
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Nada más llegar la encantadora Anna Ivanova nos recibe con una hermosa sonrisa y con un dulce timbre de voz nos conduce hacía nuestros asientos, preocupándose de que no nos faltase de nada en ningún momento y asegurándose de que todo fuese de nuestro agrado. Dado que en otras ocasiones ya habíamos vivido la experiencia que se vive en la sala, en esta ocasión teníamos reservados dos asientos de honor en la barra. Desde nuestra privilegiada situación pudimos ver las salidas de todos los servicios de la jornada y avistar, sin perder detalle, como el fantástico equipo que conforma la cocina, trabajaba con pasión y entusiasmo, preparando cada uno de los platos. 

La barra, de estructura sólida y estética neoclásica, fue construida en inmaculado mármol blanco de Carrara traído expresamente de los Alpes Apuanos  y sobre ella compiten en armonía y sin jerarquía alguna, el resto de menaje visible expuesto: una elegante cubertería perteneciente a la colección Mood de la joyería Christofle de París presentada sobre un original estuche de formato oval, unos racionalistas servilleteros, también de Christofle, unas lámparas modelo Hart Court diseñadas por Philippe Starck para la prestigiosa firma cristalera francesa Baccarat y manteles y servilletas de algodón con ribetes bordados en hilo de oro. Sin lugar a dudas un completísimo ejercicio de estilo donde se postula a favor de una definición de lujo contemporáneo sin excesos que huye de la ostentación y aquello que pueda resultar superfluo, acorde al ritmo de vida de nuestro tiempo.

A los pocos minutos, con ilusión, emoción y alegría, aparecía ante nosotros la maravillosa Carla Rodríguez dándonos la bienvenida y agradeciéndonos una vez más nuestra visita. Tras comentarnos las múltiples opciones de las que disponíamos para elegir, nos presenta al resto del nuevo equipo, dando así el pistoletazo de salida a nuestro extraordinario ágape culinario. Del amplio abanico de posibilidades elegimos el Menú Degustación Terra y Mar, Verano 2017, compuesto por amuses bouches, 3 entrantes, 2 platos principales y 3 postres
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Sin más preámbulo se retira cediendo el testigo al chef Javier González, jefe de cocina del Caelis. Tras las pertinentes presentaciones de rigor y ganarse en pocos segundos nuestra confianza, nos explica detalladamente en que consiste nuestra opción de menú y que ingredientes componen cada plato.

En cuestión de segundos entra en escena el sommelier Alejandro Icart presentándonos la selección de vinos que había elegido para maridar nuestro menú. Pese a su demostrado dominio y profesionalidad siempre antepone el criterio y los gustos personales de cada cliente a los suyos a la hora de llevar a cabo su selección final. Entre risas y confidencias nos cuenta que la bodega alberga más de 300 referencias y nos relata con todo tipo de detalles la historia que se esconde detrás de cada vino que nos sirve.
El primer aperitivo es presentado sobre una pulida lámina de madera de roble y una sección de culata de vidrio de una botella de champán. La aceituna verde con anchoa es concebida a modo de tapa para dos, acompañado de huevas de salmón para él y de huevas de salmón con esferificación de mostaza de Dijon para ella.

El protocolo marca que primero se coma la aceituna, de aspecto frágil pero intenso sabor, su eclosión entre la lengua y el paladar constituye una explosión  de intenso sabor en estado líquido de donde emerge el más puro sabor a mar. Las mini tartaletas ayudan a prolongar un conseguido efecto marino, trasladando al comensal a una de nuestras paradisíacas playas del Mediterráneo
La vichyssiuse de hinojo con botarga es servida sombre un cubo de hielo que ayuda a mantenerla a una temperatura óptima y constante mientras se toma.

La fina hoja de tinta de calamar constituye ya uno de los clásicos más aclamados de la carta. Su sofisticada presentación, sobre una estructura metálica de oro tornasolado, ayuda al comensal a concebirla como una escultura efímera con la que alimentar el espíritu.

El gofre de patata ligera con ventresca de atún y cristal de soja sorprende por el sinfín de matices que desprende desde el primer bocado, casando a la perfección la yuxtaposición de sabores de los ingredientes empleados.

El bocadillo de sardinas seduce por su elegancia, feminidad y efectismo encubierto. Siendo horneado como si de merengue se tratase, la masa es deshidratada, hecho que provoca que se deshaga en nuestro paladar al ponerse en contacto con la saliva, haciéndolo desaparecer casi como por arte de magia y quedando tan sólo la rillete de sardina con nabos en nuestra boca.   
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El primer entrante, una ensalada de ostras Joël Dupuch, flores, granizado de mar y vapor de citronela, cautiva y sorprende a partes iguales por la magnificencia de su puesta en escena y el efectismo de la misma. Servida cubierta de una fina campana de cristal a la que le envuelve una intensa nebulosa de aromas, da paso a un universo de matices subacuáticos  cuando su humo se disipa por completo a modo de antesala de un inusitado juego de texturas.
La bullabesa de pescado de roca con rouille al azafrán rescata de las profundidades marinas el intenso sabor del pescado más característico de la zona donde habita y contrasta de forma homogénea con la suavidad de las salsas y la patata que la acompaña.

Para limpiar el paladar del sabor del pescado antes de dar paso a la selección de carnes, nos ofrecen un refrescante sorbete de célery y lima.
El mini calabacín con su flor, almendra tierna y beurre blanc al caviar se resume como un poema visual de composición armónica donde con casi orden algorítmico se alternan ingredientes de tonos fríos y cálidos.

El pan artesanal con juego de mantequillas destaca por la esponjosidad de su miga y su melosidad en formato brioche. Javier González nos recomienza comenzar por la mantequilla de romero, seguida de la de tomate y terminando con la de oliva.
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De las carnes destacamos la espectacularidad que acompaña a la presentación y emplatado del tartar de buey cortado al cuchillo con helado de mostaza de Dijón. A -197ºC se sumerge la mostaza presentada en textura cremosa y se esferifica hasta conseguir un formato granulado sólido helado que una vez escurrido se añade al plato consiguiendo un choque térmico entre los ingredientes, produciendo vapor helado.
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El pichón de Araíz como un civet y piel crujiente sorprende muy positivamente por la melosidad de su carne y por la historia que hay detrás de su guarnición de guisantes tiernos de Vic traídos expresamente del huerto privado del hijo de Santi Santamaría. Esta variedad de guisante tan sólo florece dos semanas al año y ello lo convierte en un codiciado ingrediente de temporada al alcance de tan sólo unos pocos.
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El postre ayuda a que afloren los más puros, nobles y bellos sentimientos de nuestra niñez, ya por muchos olvidados con el paso del tiempo, llevándonos a un estado de permuta con nuestro alma.

La cereza de cristal y almendra tierna es elaborada de forma totalmente artesanal por Eddie Arteaga y su equipo de magníficos reposteros mediante la técnica de la lámpara caliente. Tras alcanzar la temperatura óptima, el caramelo alcanza un estado en el que su manipulación se torna mucho más cómoda y fácil y permite ser moldeada al gusto. Belleza efímera en el más literal de los sentidos ya que debe destruirse con una cuchara de Christofle para dar paso al universo de sabores y sensaciones que alberga latente en su interior. La crema de almendra tierna se compenetra muy bien con el trío de texturas de cereza que le acompañan: reducido, compota y cereza natural sin hueso. Un estudiado caos donde cada color, textura y sabor sabe a la perfección que función tiene en esta partida sensorial. Ante tanta belleza uno no puede evitar dejar constancia de ellos haciéndose un selfie con el plato.

Los petit fours servidos durante el café abruman por su sutileza y precisión, nadie se imagina la de horas de trabajo que hay detrás de cada uno de ellos. Bombones que recrean paisajes o mini helados de concentrado de frutas componen este hermoso ramillete con el que poner el broche de oro a esta sensacional experiencia.

Desde Monsieur Privé queremos dar las gracias a Romain Fornell y a todo su maravilloso equipo por el magnifico e impecable trato recibido y por habernos permitido una vez poder formar parte de su onírico mundo.
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Monsieur Privé en la presentación de la nueva dirección gastronómica del Hotel Ohla Barcelona

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Mirando con cariño hacía atrás al pasado aún recuerdo cuando el Hotel Ohla abrió por primera vez sus puertas en Barcelona, instalándose en uno los edificios más regios y señoriales de la ciudad. Fue uno de los acontecimientos más esperados de la temporada y el escenario donde los invitados asistentes pudimos disfrutar de una inolvidable velada de ensueño que jamás olvidaremos.

Años más tarde, regresamos al mismo enclave siendo nuevamente testigos de la espectacularidad de su reforma gourmet llevada a cabo por su nuevo director gastronómico, el célebre restaurador poseedor de una Estrella Michelin Romain Fornell

Confiando ciegamente en su experiencia, reconocimiento y prestigio internacional, el grupo Ohla Boutique Hotels ha decidido dar un nuevo giro a la oferta gastronómica de uno de sus dos hoteles estrella, creando nuevos espacios como el Vistro49 Wine Bar, La Plasshola y la Ohla Terrassa Chill-Out dando al mismo tiempo la bienvenida al restaurante Caelis que desde el pasado mes de marzo se instaló en el buque insignia de la cadena, fijando su vista en la figura de uno de los mejores chefs de la ciudad, como precursor y responsable de este nuevo proyecto que busca posicionar a este hotel como referente gastronómico de la zona.

Citados en el Vistro49 Wine Bar, Benet Ferrer, CEO de Grup Aqua Hotels, nos recibe dándonos la bienvenida brindando con un Cava Rosat "Pàl·lid" Reserva 2015 de Torelló y dos Pla de Bages "Petit Bernat" blanco y tinto de Oller del Mas maridados con una selección de los mejores quesos y embutidos. Tras una ovación unánime de felicitaciones y aplausos al unísono, nuestro periplo da comienzo subiendo la octava planta del inmueble, haciéndonos disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad, cosmopolitan en mano, redescubrimos los dos niveles del espacio antes de regresar a la planta baja y agasajarnos con un extraordinario ágape culinario en La Plassohla.
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Dando nuestro viaje a través de los sentidos comienzo sobre un hermoso carroussel de sensaciones a bordo de un romántico y poético tartar de atún presentado sobre un lecho crujiente, nos convertimos en los primeros en probar su nueva carta. De su presentación destaca la perfecta armonía imperante entre los sabores de los ingredientes empleados y el contraste cromático y visual producido por los mismos. 

A los amantes de las ostras decirles están de suerte, ya que podrán degustar unas originales ostras en tempura de Joël Dupuch, el mejor ostricultor del mundo.

De su selección de postres destacar el coulant de chocolate acompañado con helados artesanos de mango, chocolate y mandarina. Su cromatismo y plástica evocan a los inicios de la primera etapa del artista pop art Roy Lichtentein
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En respuesta a la ferviente demanda de cocina peruana, La Plassohla oferta un delicioso ceviche de langostinos con el que trasladar al comensal a la cima del Machu Pichu y complementar su rica oferta gastronómica.

Del cochinillo Hanoi resaltar la jugosidad de su carne y la suave, casi aterciopelada, textura de la crema que lo acompaña. 

El salmorejo con huevo y mojama se integra con maestría, casando a la perfección con el resto de propuestas sugeridas como por ejemplo con los mejillones a la brasa, cuyo sabor sorprende por el aderezo de la salsa con la que son regados.
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Los amantes de los clásicos atemporales podrán satisfacer su apetito disfrutando de las suculentas croquetas de jamón o  gamba.

Llegando a nuestro destino el broche de oro fue puesto por la reinterpretación del cheesecake que nos sugirió el maïtre antes de dar paso a la sobremesa.
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